Qué es la comunicación fática?
La comunicación fática, o la función
fática de la comunicación, está presente en nuestra vida cotidiana sin
que apenas nos percatemos de ella. Es casi imposible que pasemos un sólo día en
el que no interaccionemos mediante comunicación fática, a menos que nos
aislemos y no hablemos ni veamos a nadie. Dar los buenos días, decir “hola” al
coger el teléfono o hablar sobre el tiempo con cualquier persona que te cruces
son ejemplos de comunicación fática. Son todos esas frases y gestos cuya
utilidad es la del inicio y apertura de un canal de comunicación y que
generalmente están exentos de un contenido relevante.
La comunicación fática puede ser tanto
verbal como no verbal. Por ejemplo, levantar la mano para saludar a
alguien es comunicación fática no verbal. Una conversación tonta con
el dependiente de la tienda de tu barrio califica para comunicación fática
verbal. Podemos llamarle conversación vacía o, como hecho en la frase anterior,
conversación tonta pero la mayoría nos sentiríamos bastante perdidos sin este
tipo de comunicación.
La mayoría de sociólogos que estudian la
comunicación humana coinciden en que estas pequeñas charlas, frases y gestos
estereotipados tienen como principal propósito la apertura de un canal
de comunicación, lo cuál tiene una función esencial en las relaciones
sociales. A partir de la comunicación fática, una vez abierto el canal, se
puede seguir hacia una conversación más profunda o llena de más datos
relevantes. Por ejemplo, un apretón de manos es un simple gesto de
comunicación fática que sirve para preparar el terreno y abrir el
canal de comunicación entre los interlocutores.
La comunicación fática es útil y está muy
presente también comunicación a distancia. Por ejemplo, al coger el teléfono o
en chats en internet. Por ejemplo, la introducción de un nuevo usuario en una
sala de chat suele ser a través de frases superficiales que no tienen otro fin
que el de iniciar un canal de comunicación con el resto de usuarios.
A estas alturas ya te puedes imaginar que nuestra
vida cotidiana está llena de comunicación fática. Dar los buenos al entrar a
una tienda, hablar de temas comunes y vanales con los compañeros del trabajo o
saludar al empezar una llamada telefónica y despedirse al terminar.
Aunque es importante desarrollar habilidades
efectivas de comunicación fática, hay gente que no siente muy cómoda
manteniendo pequeñas charlas sin importancia. Otra gente parece disfrutar con
este ritual social, incluso hasta el punto de evadir conversaciones más
profundas. Los especialistas suelen coincidir en que el punto medio es el
óptimo de modo que se utilice la comunicación fática para suavizar el
camino hacia una conversación más sustancial sintiéndose más cómodo.
Detenerse demasiado en una charla vacía puede hacer parecer que la persona está
distraída, que es demasiado habladora o que está poco interesada en el tema que
se vaya a tratar. No utilizar nada de comunicación fática, por el contrario,
puede dar el aspecto de una persona demasiado seria, severa y estricta.
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